Bienvenidos a mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog, aqui estan algunos de mis trabajos que he realizado en mi carrera de Mercadotecnia, en la materia de Comportamiento del Consumidor, explícitamente en algunas teorías estudiadas durante el ciclo 01/09.- Estudio en la Universidad Don Bosco de El Salvador, espero que les encuentre interesante algunas de mis entradas.

lunes, 4 de mayo de 2009

Indice

Teorías de la Motivación
Teorías del Aprendizaje
Teorías Actitudinales
Elementos de la Percepción
Teorías de la Personalidad

Teorías de la Personalidad

Teoría Freudiana
Teoría de los Rasgos de la Personalidad
Teoría de Karen Horney

Teorías de la Motivación

Teoría de Edward Tolman
Teoría de D. O. Hebb
Teoría de las Series Complementarias de Sigmund Freud
Teoría de McClelland
Teoría de Kurt Lewin
Teoría de Clark Hull
Teoría Jerárquica Motivista
Teoría de la Clasificacion de los Motivos

Teoría de Karen Horney

Fundadora del Instituto Americano de Psicoanálisis (1934), en Nueva York, Karen Horney fue una destacada exponente de la escuela psicoanalítica culturalista. Combatió las ideas de Freud sobre la sexualidad femenina y desarrolló sus propias teorías sobre el origen de ciertas neurosis. Ella creía que muchos de los problemas psíquicos tenían su origen en la infancia, haciendo especial hincapié en la cultura y pautas establecidas de comportamiento de la comunidad en la que el individuo ha vivido, las cuales estarían muy relacionadas con esos trastornos, frente al innatismo y genetismo freudianos.

Horney desarrolló una teoría (que lleva su nombre) que constituye una elaboración teórica alternativa a los postulados freudianos. Destaca también por su teoría de la personalidad, en la que considera al individuo de forma holística, como una unidad dentro de un marco social, influyendo y siendo influido por su ambiente. Así, según esta autora, la personalidad consiste en atributos que caracterizan a la organización constantemente cambiante del individuo. Cada atributo es creado por el individuo y actúa simultáneamente sobre él, exigiendo satisfacción, produciendo esfuerzo o presionando a la actuación. En opinión de Horney, estos atributos son aprendidos en la familia.

Según esta teoría, los factores motivacionales derivan de los atributos de la personalidad más que de los esfuerzos libidinales infantiles conservados desde la infancia por compulsión a la repetición. Destaca también su teoría psicopatológica y dentro de ésta la génesis del conflicto y la ansiedad, las defensas caracteriales contra las defensas neuróticas y la formación de síntomas.

Ella habla sobre:

  1. La personalidad complaciente: cuando la persona busca la aprobación de la sociedad.
  2. La personalidad agresiva: son aquellos que buscan la contrariedad de los demás, (estar en contra de otros).
  3. La personalidad independiente: son aquellos individuos que se alejan de los demás.

Algunos ejemplos sobre esta teoría son:



domingo, 3 de mayo de 2009

Teoría de los rasgos de la personalidad

Se centra en la medición de las características psicológicas específicas denominadas “rasgos”.

Existen tres rasgos básicos:

1. Naturaleza innovadora del consumidor: el consumidor busca lo nuevo en el mercado (algunos).

2. Materialismo del consumidor: esta relacionado con el nivel de importancia que le da la persona a lo material.

3. El etnocentrismo del consumidor: es aquel rasgo que identifica al consumidor en la preferencia del producto que es fabricado en su propio país.


Ejemplos de productos sobre esta teoría:



Teoría Freudiana

Freud no inventó exactamente el concepto de mente consciente versus mente inconsciente, pero desde luego lo hizo popular. La mente consciente es todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular: las percepciones presentes, memorias, pensamientos, fantasías y sentimientos. Cuando trabajamos muy centrados en estos apartados es lo que Freud llamó preconsciente, algo que hoy llamaríamos “memoria disponible”: se refiere a todo aquello que somos capaces de recordar; aquellos recuerdos que no están disponibles en el momento, pero que somos capaces de traer a la cosnciencia. Actualmente, nadie tiene problemas con estas dos capas de la mente, aunque Freud sugirió que las mismas constituían solo pequeñas partes de la misma.

La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas que no son accesibles a nuestra consciencia, incluyendo muchas que se habían originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a los traumas.

De acuerdo con Freud, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de su percepción consciente, de manera que solo son observables de forma disfrazada. Ya volveremos más adelante con esto.

El Ello, el Yo y el Superyo

La realidad psicológica freudiana empieza con el mundo lleno de objetos. Entre ellos, hay uno especial: el cuerpo. El cuerpo (Nos referiremos a cuerpo como vocablo para traducir “organismo”, ya que en psicología es más aceptado el término. N.T.) es especial en tanto actúa para sobrevivir y reproducirse y está guiado a estos fines por sus necesidades (hambre, sed, evitación del dolor y sexo).

Una parte (muy importante, por cierto) del cuerpo lo constituye el sistema nervioso, del que una de sus características más prevalentes es la sensibilidad que posee ante las necesidades corporales. En el nacimiento, este sistema es poco más o menos como el de cualquier animal, una “cosa”, o más bien, el Ello. El sistema nervioso como Ello, traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas motivacionales llamadas pulsiones (en alemán “Triebe”). Freud también los llamó deseos. Esta traslación de necesidad a deseo es lo que se ha dado a conocer como proceso primario.

El Ello tiene el trabajo particular de preservar el principio de placer, el cual puede entenderse como una demanda de atender de forma inmediata las necesidades. Imagínese por ejemplo a un bebé hambriento en plena rabieta. No “sabe” lo que quiere, en un sentido adulto, pero “sabe” que lo quiere…¡ahora mismo! El bebé, según la concepción freudiana, es puro, o casi puro Ello. Y el Ello no es más que la representación psíquica de lo biológico.

Pero, aunque el Ello y la necesidad de comida puedan satisfacerse a través de la imagen de un filete jugoso, al cuerpo no le ocurre lo mismo. A partir de aquí, la necesidad solo se hace más grande y los deseos se mantienen aún más. Usted se habrá percatado de que cuando no ha satisfecho una necesidad, como la de comer por ejemplo, ésta empieza a demandar cada vez más su atención, hasta que llega un momento en que no se puede pensar en otra cosa. Este sería el deseo irrumpiendo en la consciencia.

Menos mal que existe una pequeña porción de la mente a la que nos referimos antes, el consciente, que está agarrado a la realidad a través de los sentidos. Alrededor de esta consciencia, algo de lo que era “cosa” se va convirtiendo en Yo en el primer año de vida del niño. El Yo se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos que el Ello ha creado para representar las necesidades orgánicas. Esta actividad de búsqueda de soluciones es llamada proceso secundario.

El Yo, a diferencia del Ello, funciona de acuerdo con el principio de realidad, el cual estipula que se “satisfaga una necesidad tan pronto haya un objeto disponible”. Representa la realidad y hasta cierto punto, la razón.

No obstante, aunque el Yo se las ingenia para mantener contento al Ello (y finalmente al cuerpo), se encuentra con obstáculos en el mundo externo. En ocasiones se encuentra con objetos que ayudan a conseguir las metas. Pero el Yo capta y guarda celosamente todas estas ayudas y obstáculos, especialmente aquellas gratificaciones y castigos que obtiene de los dos objetos más importantes del mundo de un niño: mamá y papá. Este registro de cosas a evitar y estrategias para conseguir es lo que se convertirá en Superyo. Esta instancia no se completa hasta los siete años de edad y en algunas personas nunca se estructurará.

Hay dos aspectos del Superyo: uno es la consciencia, constituida por la internalización de los castigos y advertencias. El otro es llamado el Ideal del Yo, el cual deriva de las recompensas y modelos positivos presentados al niño. La consciencia y el Ideal del Yo comunican sus requerimientos al Yo con sentimientos como el orgullo, la vergüenza y la culpa.

Es como si en la niñez hubiésemos adquirido un nuevo conjunto de necesidades y de deseos acompañantes, esta vez de naturaleza más social que biológica. Pero, por desgracia, estos nuevos deseos pueden establecer un conflicto con los deseos del Ello. Ya ve, el Superyo representaría la sociedad, y la sociedad pocas veces satisface sus necesidades.

Ejemplo de productos o servicio sobre esta teoría:




Elementos de la Percepción

En toda percepción concurren una serie de eventos y datos dispares que necesitan ser estructurados para poder obtener una información del mundo de fuera. Entre estos datos y elementos distinguiremos 3 principales:

· RECEPCIÓN SENSORIAL: La base de la perfección es la recepción proveniente de los sentidos, sin sensación es imposible cualquier tipo de percepción. Las sensaciones no nos llegan nunca aisladas, ni siquiera con la misma intensidad y siempre se da un proceso de selección de las mismas, es decir, una percepción.

· LA ESTRUCTURACIÓN SIMBÓLICA: La percepción va siempre ligada a una representación, a un concepto o a una significación; al escuchar un sonido de un avión, por ejemplo, representamos su configuración por las experiencias vividas anteriormente.

· LOS ELEMENTOS EMOCIONALES: Es posible que muchos de nuestras percepciones nos dejen indiferentes pero la mayoría de ellas van íntimamente ligadas a procesos emocionales a los propios, dando lugar en nosotros a sentimientos o a emociones agradables o desagradables.

Ejemplos de productos o servicios sobre esta teoría:



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viernes, 1 de mayo de 2009

Teorías Actitudinales

Modelo Estructural de la Actitud


Cognitivo: Está formado por las percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que tenemos sobre un objeto. Los objetos no conocidos o sobre los que no se pose información no pueden generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; cuando sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto.

Afectivo: Es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social. Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia principal con las creencias y las opiniones que se caracterizan por su componente cognoscitivo.

Componente Conductual es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una determinada manera. Es el componente activo de la actitud. Sobre este componente y la relación entre actitud-conducta y las variables que están interviniendo girará nuestra investigación.

1-Modelo de actitud de tres componentes, según el cual la actitud se compone de tres elementos que afectan a sus creencias, emociones y acción.
2-Elemento cognitivo. Conocimiento y creencias del individuo sobre un determinado bien o servicio.
3-Elemento afectivo. Emociones o sentimientos del individuo sobre el producto o servicio.
4-Elemento conativo. Expresión de la intención de compra del consumidor.


Ejemplos de productos sobre esta teoría:




Modelo de la actitud hacia el anuncio.


Principio que dice que un consumidor forma varios sentimientos (afecto) y juicios (cogniciones) como resultado de la exposición a un anuncio que, a la vez, afecta la actitud del consumidor hacia el anuncio, y su creencia y actitudes hacia la marca.


Esquema:



Teorías del Aprendizaje

Condicionamiento Clásico

Resulta cuando un estimulo se junta con otro papa propiciar una respuesta, determina y da después el estímulo adicional, genera la misma respuesta conocida cuando se suministra por sí solo.

Modelo:

Ejemplos de productos o servicios sobre esta teoría:



Condicionamiento Instrumental

En psicología, el condicionamiento instrumental es una forma de aprendizaje en la que la consecuencia (el estímulo reforzador) es contingente a la respuesta que previamente ha emitido el sujeto. Se le llamó en principio "operante" porque el organismo opera sobre el medio para recibir una consecuencia.

Siguiendo el camino abierto por Thorndike y su ley del efecto, Skinner entiende que el conductismo debe identificar qué factores ambientales influyen en la conducta. La recompensa y el castigo pasan a ocupar un lugar esencial en los esquemas conductistas. Skinner guiará sus estudios hacia el condicionamiento instrumental u operante, tratando de reforzar o eliminar las respuestas deseadas. Skinner describe los siguientes modelos de condicionamiento instrumental:

  • Refuerzo positivo: en este caso, la respuesta operante del sujeto recibe una recompensa que refuerza la probabilidad de que aquélla se repita en el futuro. Dependerá de variables como la cantidad de recompensa, el tiempo que haya entre el refuerzo y la nueva conducta, y la motivación del individuo. El caso más común es el del premio, aunque también aparecen otros desarrollos más complejos como los programas de reforzamiento (sean de razón fija o variable, o de intervalo fijo o variable)
  • Refuerzo negativo: la conducta del individuo logra que desaparezca un estímulo aversivo o desagradable. Puede ocurrir que este estímulo esté presente de un modo continuado (condicionamiento de escape) o bien que la conducta evite que aparezca en el futuro (evitación).
  • Entrenamiento por omisión: la respuesta evita que aparezca un refuerzo positivo, con lo que, a largo plazo, debería disminuir la probabilidad de que se presente esta respuesta, llegando incluso a desaparecer.
  • Castigo: la respuesta provoca la aparición de un estímulo negativo. En principio, desde los esquemas conductistas, también en este caso se debería lograr la extinción de la conducta que provoca el castigo.

Ejemplos de productos o servicios sobre esta teoría:



Teoría de la Clasificación de los motivos

Los motivos son tan complejos y actúan unos con otros de tal modo que clasificarlos en categorías claras y bien delimitadas es obviamente imposible.

La expresión de un motivo dado no sólo varía de una persona a otra (especialmente a través de grupos culturales), sino que algunos motivos pueden ser expresados por diferente conducta, e inversamente, una conducta similar puede representar la expresión de diferentes motivos.

Podemos separar los motivos de supervivencia que intervienen en el hambre y la sed de necesidades sociales, pero en la sociedad civilizada aún tomar aliento es a menudo tanto un acto social como biológico.

Varios autores han clasificado las necesidades o motivos según diferentes sistemas. La presente discusión se organizará alrededor de la distinción relativamente fundamental entre necesidades fisiológicas y psicológicas.

Necesidades fisiológicas. Algunas necesidades básicas de la conducta humana son inducidas orgánicamente. Estas necesidades son consideradas a veces primarias en el sentido de que no sólo son básicas para el mantenimiento de la vida, sino que, en casos de grave frustración, tienden también a tomar precedencia sobre necesidades no orgánicas como estimación y afecto.

En realidad, puesto que las necesidades fisiológicas tienden a ser satisfechas en un mayor grado que las necesidades psicológicas, por lo menos en nuestra cultura, a menudo ejercen menos influencia en la determinación de la conducta que estas últimas que son, teóricamente menos básicas.

La siguiente es una lista parcial de las muchas necesidades fisiológicas que podrían mencionarse:

La necesidad del alimento, el hambre es una necesidad cuya importancia como causa de conducta en E. U. Está reducida al mínimo actualmente por la fácil disponibilidad del mismo. Es probable que cierto grado de agitación en la escuela y aun malo conducta se relacione con la tensión resultante de cólicos por hambre.

La necesidad de agua, esta puede ser satisfecha fácilmente.

Necesidades psicológicas. Estos son importantes determinantes de la conducta, principalmente porque son incapaces de completa satisfacción. Una persona puede comer hasta el punto en que ya no de otro bocado, pero nunca puede tener todo el amor, la seguridad o el reconocimiento social que desearía.

Nuevamente, el desglose de estas necesidades es esencialmente una cuestión de preferencia personal.

Necesidad de afecto. Todos deseamos vivir en una relación de efecto recíproco con una o más personas. Trata de ampliar su dominio para abarcar algunos amigos íntimos, luego un novio o novia y finalmente un cónyuge y familia propia.

La necesidad de pertenencia. Se agrupan a menudo bajo el encabezado de seguridad emocional, cuya importancia, particularmente en la lactancia es universalmente reconocida.

La necesidad de superación. Está necesidad esta relacionada con el reconocimiento social y estimación propia. Se le conoce como motivo para la superación.

La necesidad de independencia. Es una necesidad básica. Las personas desean regir sus vidas, fijar sus objetivos sin interferencia ni compulsión.

La necesidad de reconocimiento social. Llamada también de posición social o aprobación. Es el deseo evidentemente universal de sentir de lo que somos y lo que hacemos es visto favorable por otros. Este resulta probablemente en gran medida del condicionamiento a través del elogio que sus padres confieren al niño.

La necesidad de estimación propia. Lo que pensamos de nosotros mismos gira alrededor de nuestras normas de lo que es bueno y de lo que es malo. Esta necesidad gira principalmente alrededor de los valores adquiridos durante el proceso de socialización por medio del cual la sociedad perpetúa su forma de vida

La satisfacción que encierra la motivación efectuante se describe como un sentimiento de eficacia, de ser capaz de producir efectos o consecuencias.

El hombre es una criatura con muchas necesidades orgánicas. Algunas, como necesidades de oxígeno, alimento y agua, forman un núcleo de exigencias de cuya satisfacción, continua o periódica, depende de la propia existencia del organismo.

Otras, como la necesidad de actividad sexual, pueden permanecer insatisfechas en forma indefinida, sin crear un problema de supervivencia para el individuo.

La mayor parte de los rasgos más significativos de la motivación humana la representan los componentes adquiridos, es decir, los que provienen del aprendizaje. Esta afirmación es cierta, incluso en aquellas partes del mundo donde la vida humana apenas se cierne por encima del nivel de la desnuda subsistencia y donde la satisfacción del hambre y la sed constituyen un amargo bregar diario.

Se ha argumentado que es básica para la evaluación de las motivaciones su asociación con reacciones efectivas, con las respuestas de placer y dolor. Cuanto menos bien desarrolladas estén las capacidades simbólicas o discriminadoras del organismo, tanto más fácil será provocar reacciones afectivas. Obviamente, es en la infancia y en los primero momentos de la niñez que la persona está más falta de estas capacidades.

De las varias motivaciones de la niñez y de la edad que, por lo menos en parte, se deriva lo simple de la motivación efectuante, de los primero momentos de la vida.

White cita los siguientes ejemplos: la constructividad, la destreza, el conocimiento y la realización.

Podemos definir el motivo de realización como la de la excelencia. Ello implica competir con una norma particular de excelencia de la ejecución. A medida que la motivación por la realización aumenta experimentalmente, se da un cambio positivo en la expresión de la imaginería de la realización.

Los relatos del sujeto llegan a estar más interesados, en forma creciente, con el logro, con la necesidad de realización, con las anticipaciones de éxitos y fracasos, con los actos que conducen a la consecución de un fin y evitar algún fracaso, con los estados afectivos asociados al triunfo y fracaso, con obstáculos que surgen en el camino del éxito, con la ayuda de otras personas en la orientación al logro.

La exclusión de los motivos de la conciencia, puede, en general, ser considerada como un mecanismo que protege a la persona para que no experimente ansiedad.

El hombre indiscutiblemente no tiene como causas motivos sólo sus necesidades fisiológicas.

Los deseos de progreso o ascenso, la situación, el pertenecer a las sociedades, y los salarios más elevados en estos ejemplos son todos ellos motivos sociales, y nadie debe poner en duda que sirvan para dar energía y dirigir nuestra conducta como lo hacen los impulsos del hambre, la sed, o el sexo.

De manera distinta a los impulsos fisiológicos, los motivos sociales no tienen base en le funcionamiento orgánico del cuerpo. Está hoy bien aceptado por los psicólogos que estos motivos son aprendidos y no innatos, y que son adquiridos en el proceso de interacción con otros seres humanos en una cultura determinada.

La idea de que os motivos sociales son adquiridos y no innatos es relativamente nueva en Psicología.

El número y la variedad de los motivos sociales específicos que se manifiestan en la conducta humana son virtualmente infinitos.

Algunos autores han intentado determinar los motivos fisiológicos, buscando motivos que sean básicos, a los cuales puedan atribuirse ciertos motivos específicos. Por ejemplo Thomas (1923), por ejemplo, ha propuesto que todos los motivos sociales pueden ser reducidos a cuatro deseos: seguridad, prestigio, respuesta y nuevas experiencias. Murria (1938), por otra parte, cree que existen 28 motivos sociales fundamentales, tales como adquisición, orden, éxito, autonomía, agresión y afiliación.

Ejemplos de productos sobre esta teoría: